Entre
tantos secretos, misterios y profundas inquietudes, hay quienes se sienten
agobiados e interesados por dar soluciones a tantas cuestiones que en nuestra
mente viajan y trascienden, por largos túneles que a la vez, se convierten en
laberintos de fácil acceso, pero de un escape complejo; además, son motivos
generadores de intereses comunes, sobre los cuales, prima una idea subjetiva
que del mismo modo se convierte en una obsesión que se transforma en un tiquete
a otra dimensión.
Treinta
mil años atrás. Eddno, un ser que nació físicamente como hombre, se comportó
como hombre y vivió como hombre, durante sus primeros 19 años de vida, pero que
había experimentado inclinaciones, pensamientos, emociones y sentimientos diferentes
a los de otros de su mismo sexo; sólo tenía el deseo de poder convertirse en
una mujer, aunque convenientemente su situación masculina fuera de mayor
superioridad y ventaja ante las féminas.
Eddno,
vivía en un planeta (Machote), regido por normas de carácter machista, un lugar
en donde las mujeres no tenían su espacio ni podían tomar sus propias
decisiones, un territorio violento, que desenfrena y cruelmente castigaba a los
que de alguna forma contradecían sus reglas e ideologías; un lugar reprimido y
sujeto a situaciones realmente repugnantes y desagradables, en un sentido de
punición referido a las bellas y esbeltas mujeres que en éste habitaban. Vale
aclarar que era un planeta de gran riqueza: natural, económica e intelectual. Sin
embargo, tenían decadencia en la parte espiritual, emocional y mística, algo
que era extremadamente abundante en Eddno.
A
pesar de la situación en la que Eddno se encontraba, él sólo tenía mente para
pensar en su más grande anhelo: convertirse en mujer; pues era en donde su
inteligencia emocional siempre acudía. Para lograrlo, tenía el remedio, invocar
a su dios del sexo llamado “Gameto”, a quien se le atribuía el poder del cambio
de sexo si realmente era deseado.
Para
Eddno, era muy fácil la conexión con su
dios, pues su deseo, prácticamente era
una realidad; sin embargo, su madre, quien había sufrido dramáticamente la
cruel realidad de su planeta y sus desniveles, era el motivo que detenía su trascendencia,
aunque ella fuera su máximo apoyo.
Finalmente,
llegó el día en que Eddno estaba completamente decidido a ejecutar su deseo,
para ello, tenía que dormir desnudo a la luz de las 8 lunas de su planeta,
enfocar la mirada hacia el Planeta Fecundo (planeta del dios Gameto), y
conectarse místicamente con su deseo. Mientras que Eddno lo hacía, una extraña
esfera blanca y con poca opacidad
denominada “Cigoto”, lo absorbió, Eddno perdió el conocimiento y dejo de
sentirse vivo parcialmente, hasta que llegó a Fecundo convertido hecho toda una
mujer.
Por: Andrés Velásquez
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