miércoles, 31 de agosto de 2011

VIAJE AL SEXO


“Alejandro y María por fin van a tener el día que tanto han esperado. Una noche de copas conforma lo que será una noche de gran euforia y de desenfreno, en donde cada uno de los dos desplegara todas sus energías desde hace mucho tiempo”

María es una bella mujer, conocida en el mundo de la farándula como una gran modelo, que ha participado en un sinnúmero de  desfiles y catálogos publicitarios. Su gran tradición en las pasarelas y su cuerpo de  medidas perfectas “90 60 90” la hacen ver como una de las modelos más bellas y cotizadas del medio.

Alejandro, estudiante de Arquitectura de una universidad pública al noroccidente de la ciudad, conoció a María por casualidad en un bar, en donde por cosas del destino la flecho desde el primer momento, cuando él estaba sentado a 5 metros de ella. Su mirada de búho, la cual no retiraba ni un minuto de su linda cara,  y a la vez contemplaba su escultural cuerpo, sorprendió a María, quien estaba acompañada de otra mujer, que también era hermosa, pero fue María la que  flecho su corazón hasta lo más profundo del alma. Su conciencia le decía que era el momento de actuar, era la mujer de su vida, algo al interior le dijo que había que hacer algo por conocerla, pero su gran timidez lo ataba como a un reo en su lugar de reclusión.

Pasaron 40 minutos y Alejandro, decidió pedirle al mozo del sitio, un trago de licor más fuerte, que lo desinhibiera de esa carga que no lo dejaba acercarse a ella, opto por un trago doble de Brandy, el cual se llevó a la boca en dos segundos.

María, consciente de que este tímido hombre la miraba, se reía con su acompañante y volteaba su rostro moviendo al mismo tiempo su cabello, dándole muestras de aceptación a los coqueteos de aquel  joven, pero se mantenía en su lugar esperando a que algo por parte de su enamorado ocurriera.

Tres copas más de brandy, hicieron de Alejandro un súper héroe, o quizás, se sentía el hombre más apuesto del mundo, ya los miedos plagados en su cerebro, fueron bañados por las copas de licor, que lo llevaron a acercarse a ella y le dijo: “deseas bailar conmigo esta pieza” María  un poco apenada, acepta la invitación de aquel hombre que la tenía entre sus cejas toda la noche. La canción, un vallenato, “el ritmo musical más apropiado”  decía Alejandro mentalmente.  Llegando a la pista de baile del concurrido de bar, la sujeto abrazándola por la cintura,  empiezo a mover su cuerpo, como ninguna vez lo había hecho, era la canción que nunca había bailado, cada movimiento , contrastado con el ritmo de la música se le hacían eternos al tener a esta hermosa mujer casi abrazada, junto a su cuerpo, le generaba sensaciones inexplicables, su lengua un poco tiesa por los efectos del alcohol, balbuceo “ cuál es tu nombre” ella le respondió sin temor  “María Gómez” el con vos ronca le respondió  “ yo soy Alejandro, Alejandro Pérez”.

Luego de aquel baile, María invito a Alejandro a que lo acompañara a su mesa, su amiga, otra modelo de profesión se marcharía en pocos minutos, lo cual haría propicio aún más el acercamiento de ellos dos.

Pasaron treinta minutos, y de aquel tímido joven no quedaba rastro.  Parecían una pareja de enamorados que llevaban juntos  algún tiempo. La botella de vino que habían ordenado estaba menos de la mitad, lo cual se reflejaba notoriamente en el rostro  de Alejandro, sus ojos estaban rojos y las palabras las tartamudeaba, ella un poco menos alicorada que él , lo escuchaba atentamente, y este le decía “eres la mujer de mis sueños, siempre soñé con tenerte a mi lado, compartir contigo toda mi vida” seguidamente después de su romántica declaración de amor, el sujetó la mano derecha de la bella dama y acerco su rostro al de ella y beso sus grandes labios.  Ella sin oponerse respondió al acto que había hecho él y le dijo “Alejandro, yo también esperaba este momento, siempre había soñado con un hombre como tú” exclamo.

El tiempo fue avanzando hasta que al inicio de la madrugada, María, le dijo” porque no mejor nos vamos para mi apartamento, allá tengo una buena botella de vino” Alejandro sin pensarlo por un segundo acepto a la petición de ella, diciendo “claro que sí, vámonos para allá”

En el transcurso del camino Alejandro pensaba en aquel momento que de pronto iba a ocurrir, contento y sonrojado,  pensaba en tener aquella dama en sus brazos, en acariciar su exuberante cuerpo, en hacerla suya y desenfrenar ese gran deseo que ella le provocaba.

El apartamento, ubicado al suroriente de la ciudad, era en un barrio exclusivo, el edificio constaba de 20 pisos, del cual el último, era el pent-house en donde vivía aquella dama.

Con un poco de dificultad, debido a las copas de licor que había ingerido, María pudo abrir la puerta del apartamento, en donde Alejandro se quedó aterrado al ver tantos lujos allí dentro, porcelanas, cuadros, un balcón con una hermosa vista a la ciudad,  hacían de este lugar, un sitio que nunca lo había visto en sus sueños.

María, se acercó con una copa de vino, y le dijo a el que la esperara por unos segundos, unos segundos que para el eran eternos pensando en lo que iba a pasar, su mente estaba irradiada de aquella dama, el solo hecho de pensar en ella le causaba una gran excitación, estaba decido a vivir  aquel momento con ella.

Pasados 20 minutos llego ella con una pijama ligera de color negro, que le llamo aún más la atención a aquel hombre hambriento.

Sentados en el tapete de la sala, conversaron un rato en compañía de  dos copas de vino, de un momento a otro, él se le acerco a ella y la beso de nuevo, fue un beso como nunca, el la besaba con gran efusividad  y ella le correspondía de igual manera, la mano de Alejandro se dirigió a la extremidad de la bella dama, lo cual le causo a ella una gran excitación, pero ella tajantemente le dijo “en este sitio no, vamos hacia mi cuarto”

Los dos cuerpos ardiendo como par de llamas se dirigieron hacia la habitación, el la sujetó de la cintura y la beso hasta llegar al punto de abalanzarse sobre ella, sus cuerpos estaban entrelazados  y acompañados de caricias y besos apasionados, Alejandro empezó a despojarse de sus prendas y seguidamente le quito la sensual pijama a su enamorada, ya era el momento que tanto esperaba , todo estaba listo para que se le cumpliera un sueño que tanto anhelaba, cuando un ruido estruendoso le llamo la atención.

Exaltadamente, en la cama abrió los ojos con un gran susto, y no vio a la hermosa dama por ningún lado, el ruido proveniente de un artefacto electrónico trunco de momento todos sus sueños. Aquella mujer famosa se había esfumado de su cama, ningún rastro había dejado en su habitación. Ya eran las 6 de  la mañana y el despertador le avisaba a Alejandro que debía de levantarse para dirigirse a la clase de  8 en la universidad.

lunes, 29 de agosto de 2011

SECUENCIA DE FOTOS


































Por: Laura Ximena García Zambrano

VIAJE AL SEXO


Me despierto a las 8:00am y miro a la ventana y veo un excelente clima que me dice que no hay ni  una nube en el cielo, caliento mi desayuno, mientras arreglo el cuarto y pienso en que me encantaría salir hoy en la noche con todas mis amigas. Pasa la mañana y la tarde y ya son las 7:00pm hora de arreglarme pues había hecho todas las llamadas que necesitaba para armar el parche de la noche. Comienzo a maquillarme, a peinarme, a escoger la ropa que deseo colocarme Y ya han pasado 2 horas, tengo que ir a la casa de mi mejor amiga (el punto de encuentro), guardo las llaves que es lo más importante para que mis padres no me molesten, guardo el maquillaje, la sombrilla por si las y la billetera con la plata y los papeles, cojo el taxi y me dirijo a guayabal mientras  pienso en todo el tiempo que llevo sin tener sexo. Saludo a mi amiga y me doy cuenta que solo faltaba Yo, nos colocamos de acuerdo a donde ir y decidimos ir al lleras, pues todas queríamos tomar coctel, así que decidimos hacer un tour por el lleras de forma relax. Llegamos, nos bajamos, caminas un poco para entrar en juego y al transcurso de 10 min paramos de caminar y estamos en círculo diciendo lo mismo que dicen todos cuando llegan: Para dónde vamos? .
Entramos al lugar que casi no escogemos y enseguida me doy cuenta que había encontrado el hombre más sexy del mundo (el papá de mis hijos) eso pensé. Tomamos asientos en unos especies de puf de color rosa. Mientras todas hablaban de su vida, mi mente estaba analizando aquel hombre que me había parado la respiración por un momento y me doy cuenta que también le había llamado la atención pues no dejaba de mirarme y eso me encantaba, el juego de las miradas. Al rato se acercó la señora y nos toma el pedido de los deliciosos cocteles con helado que vendían, todas pedimos y seguimos con la plática por no decir chismoseo…..el tiempo transcurre y entre mirada tras mira sin darme cuenta había llegado!!! Estaba a mi lado no sabía qué hacer, por mi cuerpo paso  la adrenalina más fuerte del mundo, mi boca se imaginaba lo delicioso que sería... Por un momento estábamos solo los dos y decidí dar el primer paso. Simplemente lo acaricio con mis labios y siento que su suavidad es indescriptible,  soñada porque nunca lo había sentido esa sensación tan diferente pues era el coctel con helado de macadamia con chantilly más delicioso que había probado en mi vida terrestre.

DESCRIPCIÓN DEL LUGAR


Entre una vía del lleras al lado derecho entre otros dos negocios, el lugar que escogí tiene dos pisos, la entrada principal se controla con un palo de palmera que al subirla permite el acceso al bar - discoteca. Su decoración en muy tropical, la entrada es hecha de palos de palmeras totalmente, las mesas de madera y las sillas son cosidas manualmente con hojas de palmeras que lleva un acabo en metal, también había otras sillas de plástico normales. Al entrar, al frente en lado derecho está el baño de los hombres, su entrada es acabada en madera. Al lado izquierdo fuera del baño hay una especie de entrada  a un espacio más oscuro con más sillas y mesas que da mirada afuera del bar.
Diagonal a la izquierda de la entrada esta la consola con el Dj sobre una mesa larga maso menos 1.50 mt y del lugar del dj a su lado en la parte de arriba hay un tv plasma de 32´ pulgadas, al lado  de este queda el baño de las mujeres y a la derecha  se encuentra el bar donde sirven las bebidas. Este bar es oscuro y un poco iluminado de color verde y rojo, en todo su frente hay mesas y sillas dispersas por todo el lugar. Las paredes de este lugar están en un acabado de ladrillos mezclado con otra parte plana medio rugosa de color amarillo pastel.

Lugar: Tiki Bar….

Por: Susana Trujillo Betancourt...

HISTORIA EN UN BAR

Son las 10 de la noche y en el aire se empieza a sentir un ambiente de festejo, me ubico en el parque lleras en un bar llamado BLOW, al entrar la música, las luces y el licor nos adentran en un ambiente único,  es un lugar pequeño, muy privado que permite el contacto constante con las demás personas, esta el Dj en una tarima el cual hace que la gente se desenfrene gritando y bailando y las meseras que seducen a los hombres que visitan este lugar. Al frente mio se encuentran un grupo de chicas, con faltas cortas, cabellos largos y con bastante licor en su mesa, al comenzar la noche se encontraban sentadas intuyo que hablando de lo que seria la noche o de los hombres con los cuales han tenido sus aventuras, ellas hablan, se ríen,  y cada vez toman mas rápidamente, sus risas y sus gestos ya son mas pronunciados y empiezan a pararse y a bailar entre ellas al ritmo de la música, los hombres las miran y empiezan a hablarse al oído y a mirarlas mientras ríen, y estas los seducen con su baile y su mirada.
Ellos se paran de su mesa y les piden que bailen, ellas con una sonrisa aceptan, empiezan a bailar y de un momento a otro ya son el centro del bar, sus faldas se suben y sus movimientos se vuelven la atención de cualquiera que este en este lugar, ellos se ríen y se hablan al oído, mientras se toman  mas copas de licor.
El dj empieza a animar la fiesta y estas ya están montadas en la silla bailando y cantando y nuevamente el grupo de mujeres solas, copas de licor vienen y van y descontroladas terminan la fiesta tal vez unas saliendo del lugar con sus nuevos pretendientes u otras llamando a los que no estuvieron con ellas.

VIAJE AL SEXO

Todo esta oscuro, y estoy sentada en un rincón, de repente entra una luz y lentamente con su resplendor todo empieza a tomar vida, mi piel se eriza, sensaciones recorren mi cuerpo, algo me consume, de repente esta luz me va mostrando diferentes puertas y ellas me atraen a descubrir que hay en su interior abriéndolas,  pero algo me dice que no lo haga, pero es tan fuerte la manera en la que me atraen que siento como si esa fuerza recorriera mi cuerpo, lentamente cada rincón de mi cuerpo empieza a ser seducido y mi ropa a aflojarse y querer desprenderse de mi.

Me paro y doy vuelta poniendo las manos en la pared y dejando que mis pantalones caigan lentamente, no puedo abrir los ojos y desnuda camino hacia esa puerta, trato de ignorar lo que sucede pero se me hace irresistible. Empiezo a sudar mientras camino y encuentro esa puerta, la abro y una gran cama antigua me espera, esta es de oro y con sabanas blancas que deslumbraban a cualquier ojo, la fuerza me invita a tirarme en la cama, las sábanas me empiezan a rozar, como si me estuvieran acariciando, mi cuerpo se empezaba a curvar cuando una explosión dentro de mi hizo que mis ojos se abrieran y despertara en mi habitación.

domingo, 28 de agosto de 2011

DIARIO EN CUATRO RUEDAS

Julio de 1996

La verdad no jugué mucho con carritos de juguete. En mi cuarto tenía una impresionante colección de mulas, camiones, grúas, camionetas y automóviles colgados en la pared que se levantaba al lado de mi cama; la otra pared, por supuesto, estaba atiborrada de muñecas, ositos, barbies y kens que le pertenecían a mi hermana pues toda la vida había compartido los espacios con ella; incluso el mismo vientre nos albergó juntos, al mismo tiempo nadamos en nuestras piscinas amnióticas. 
Pero como dije antes no jugué mucho con esos carritos pues paradójicamente siempre prefería los chécheres de mis primos; los míos fueron sólo adornos que dejaron una pared herida, horadada y agrietada por los clavos que los sostenían y que después fueron retirados para colgar un par de fotografías y diplomas que ya había acumulado; evidencias de un pasado consistente.

Mayo de 1998

Mi recuerdo del taxi es como una fotografía desenfocada, es un poco difuso pero aun así puedo distinguir algunas formas y episodios. Era un Renault 9; su antecesor, el particular taxi negro, ya era parte del pasado familiar dejando el recuerdo de un par de sucesos inolvidables y especialmente dejando el sinsabor de una partida indeseada porque fueron dos ladrones, en medio de la noche, los que bajaron a mi papá del carro, lo amarraron y le arrebataron la empresa familiar, el medio de sustento, su trabajo, su camello, su coloca, su “mundo visible”. 
El nuevo amarillo llegó por los días de nuestro cumpleaños (el mío y el de mi hermana). Mi mamá y nosotros dos tuvimos el privilegio de ser los primeros clientes de la empresa haciendo un recorrido precelebración anticipada típico con mi papá. Primero en Barrio Triste hicimos paradas en varios almacenes para buscar uno que otro “lujito” o “gallito” para el amarillo. Para eso mi papá siempre ha sido el mejor, para cuidar y decorar sus carros; como el fotógrafo cuidando la iluminación de su trabajo, analizando cada destello, cada reflejo; como el diseñador probando cada textura y premeditando cada color.  La siguiente estación fue la casa de Gallego, un amigo de la familia que también era taxista y que en ese momento era el personaje más apropiado para alabar los nuevos atavíos del amarillo. Justamente eso era lo que mi papá necesitaba escuchar, las alabanzas de un tercero (los segundos éramos nosotros tres) que le otorgaran una inyección de bienestarina a su ego que de por sí ya estaba muy bien alimentado.
La tercera y última estación fue con el amarillo parqueado en frente de varios puestos ambulantes de comida que vendían lo que literal, vulgar, coloquial y corrientemente es llamado “fritangas”. Como siempre mi papá fue el que más comió y cuando todos estuvimos satisfechos nos sentamos en una banca del parque donde podíamos ver a un hombre que tocaba una guitarra y cantaba música de cantina.

Agosto de 2001

Mi hermana estaba haciendo corazones con el dedo índice en el empañado vidrio de la ventana trasera de “El Pichirilo”, el Renault 4 que teníamos hace poco. A través de la nébula se alcanzaban a ver destellos rojos de las parpadeantes luces de los autos. La verdad yo quería que fueran luces de navidad para probar si esta vez el nacimiento del Niño y la venida de Papá Noel traían consigo jolgorio y júbilo a mi casa pero en pleno agosto parecía no haber, ni por equivocación, un pequeño rastro de la “alegría” de la época decembrina; los problemas que habían en mi casa tenían los músculos fortalecidos mientras que las bendiciones estaban flacuchas por falta de alimentación. 

Enero de 2003

El Pichirilo se había ido pero en su reemplazo llegó una camioneta 4x4. El automotor no era el único cambio, también llegó una nueva ciudad, una nueva empresa familiar, nuevos amigos, nuevo colegio y especialmente  nuevos sabores porque Montería siempre me supo a copito de nieve, un manjar que nunca en mi vida había probado… pocos lugares me han dejado una marca por sus impresiones gustativas y esa ciudad calurosa y con pésimo sistema de alcantarillas hizo una grande.  Mi mamá ya tenía una prominente barriga de ocho meses en la que albergaba otro par de mellizos; parecía que volvería la época de los carritos de juguete tirados por los pasillos o, quizá de nuevo, colgados en las paredes porque el médico en la última ecografía había visto con mucha claridad el sexo masculino de uno de los fetos (el otro feto nunca reveló su sexo). El día 30 en la mañana a mi mamá le empezaron las contracciones; desde ese momento el caos y el acelere se apoderaron de mi papá quien, con una decidida actitud, no aceptaba la idea de que sus hijos nacieran en tierra ajena a sus raíces así que hizo abordar a mi mamá el asiento delantero de la camioneta mientras que en la carrocería tiraba el colchón de su cama matrimonial para que mi hermana, una tía y yo nos acomodáramos en el viaje hacia Medellín. Fueron cinco horas record. Record en todo; en tiempo de recorrido, en temor, en uso del motor (acelerador a fondo), en ahorro de frenos, en resistencia de mi madre para que no rompiera la fuente ni se rompiera ella, en ansiedad de mi papá, en ayuda de mi tía, en zozobra de mi abuela; finalmente nacieron dos varones y la cantidad de carritos en los pasillos (esta vez no se colgó ni siquiera uno) se duplicó.

Junio de 2005

Pasaba horas interminables en el camarote del camión blanco-naranja. 16 horas en promedio era el tiempo que demoraba el trayecto desde Medellín hasta un lugar apartado del Urabá antioqueño llamado “El Tambo”. Esa cabina achatada que no sobrepasaba los cuatro metros cuadrados fue nuestro albergue en tormentas, nuestro Pegaso, nuestro Rocinante, nuestro Babieca…mi Bucéfalo. Hizo posible múltiples viajes para visitar al ausente, para ir hasta la tierra con el olor a papaya verde y escribir nuevos episodios en nuestro libro familiar.

Enero de 2011

El año comenzó con juguete nuevo. “El Cerezo” reemplazó todos aquellos “cuatro ruedas” que ahora son sólo un registro de fotografías capturadas con nuestra cámara mental de amplio rango de visión pero con problemas de enfoque. Lo que más me impresiona es la transformación que sufro cuando estoy en el interior de ese juguete de lata, de ese automotor; reconozco que me despojo de todo principio moral, de toda inhibición verbal y de toda capacidad social porque simplemente me provoca mandar a todo el mundo para la mierda. Supongo que ese poder lo tienen los autos… el poder de mutarnos o quizá, de delatarnos, aún no sé. Un niño se arma una película completa con su carrito de plástico, se imagina recorriendo mundos timburtianos en su bólido de juguete y es por eso que no me resulta extraño que mi alter ego eclosione justo al estar al volante; de todas formas es difícil ser estable si al conducir debes navegar constantemente entre cinco estados diferentes y una reversa. 



Vivir es tan mágico como sonreir.


Si mis cuentas no me fallan llevo 6729 días admirando como llega el día y luego como la noche lo despide; así han sido todos los días de todos los seres vivos. Sin embargo yo se que llevo conmigo vivencias únicas, experiencias que solo yo tengo el placer de haber disfrutado de esta manera.


He sabido reírme y llorar de lo bueno y lo malo, he sabido disfrutar el camino que en este calendario se me ha abierto y sobre todo he sabido extraer de cada uno de esos bonitos días la ilusión, o bueno las ilusiones para poder continuar, los ánimos para luchar y la medicina para ese dolor que a veces da cuando nos equivocamos.

La vida ha sido un buen regalo para mi, y se que he sido un buen ser humano para muchas personas que han estado a mi alrededor por eso con mucho orgullo y satisfacción vivo cada segundo e intento hacer de mi mundo un espacio agradable y un buen vividero.


 (imagen de la web)


A ti que te arriesgaste a leer un poco lo que me surgió luego de pensar una palabra que fue experiencias y ver un objeto dado en la clase el cual fue un calendario te invito a que no vivas pensando que será del mañana, ¿qué hacer?, sino dejar que todos los días te regalen esas bonitas experiencias que casi siempre se nos escapan por estar esperando no se sabe que.


Por: Diana C. Munera H.

Historia Objeto- Palabra Cariño



En el pasado solia sentarme sola a ver como pasaban las tardes... bajo un arbol solia recostarme y el viento soplaba y veía como mi cabello se dejaba llevar por ese aire que me envolvía, un día llego hasta mi un hombre que se me acerco y me pregunto: Por que pequeña te encuentras tan sola?, y le respondi: por algo que ando esperando y que aun no ha llegado, el me dijo que que seria aquello que esperaba tan solitaria, nunca le respondí y solo pensaba que entre tantas cosas cosas que existían en el mundo, lo único que quería  tal vez nunca llegaría hasta mi.....

En una ocasión yendo a comer donde la abuela, me sirvieron una carne jugosa, un vaso de agua, y un jugo de naranja, me dije a mi misma que esa comida que estaba ahi servida solo era producto de un compromiso que cada 8 días mi familia tenia con ella, y que el cariño que al principio se le ponia al ritual del almuerzo se desvaneció con el tiempo, ahora la abuela cocinaba por que nosotros asistiamos por sacar provecho de las cosas que ella hacia por nosotros....

Su cara había cambiado, la forma como nos miraba, me daba la impresion como si no quisiera que estuvieramos allí, un dia yo me le acerque y le dije: abuela puedes este tarde acompañarme a un sitio, ella me respondio que que sitio era este y le dije solo dime que me acompañas y te sorprenderas....
Esa misma tarde la lleve a mi lugar secreto bajo aquel arbol, que me habia acompañado tantas tardes, y me sente alli con ella para decirle, todo lo que mi corazon sentia, le conte que cada tarde venia aqui a reflexionar sobre mis pensamientos, a pensar en la familia, en como cada día el amor iba desapareciendo, y que solo quedaba el compromiso, ella me dijo que sentia lo mismo, que el hecho de que todos estuvieran ahi pero sin estarlo la hacia sentir sola y triste....

A partir de ese dia la abuela y yo comenzamos a ser grandes amigas....el cariño y el respeto creció entre nosotras, ella me acompañaba cada tarde a aquel viejo árbol, y allí hablábamos por horas, la relación con la familia comenzó a mejorar desde que hicimos participes a los demás de lo que estaba pasando, ahora todos, estaban mas pendientes de la familia, los domingos cada familia, llevaba algo que compartir, un juego para jugar, un cuento para contar, ese día la familia aprendió lo que realmente significa el cariño y el respeto.....

sábado, 27 de agosto de 2011

Viaje al Sexo


Las ventanas estaban empañadas con algunas gotitas de lluvia, el bus cada vez se llenaba más, seguramente quedaría a tope cuando se fueran del paradero en el que estaban. Ella miraba por la ventanilla cómo la gente huía para no mojarse o para montarse al bus en montonera.

Sabía que tenía una cita, su mente estaba la mitad en su compromiso y la otra inventando excusas, a pesar de todo, no quería ir, pero era casi parte de su rutina, así que lo haría como lo hizo antes, muchas veces, era un pendiente más.

La lluvia aumentaba y tuvo que cerrar la ventanilla pese al insoportable calor; el conductor no dejaba de recoger pasajeros y de gritar que hicieran espacio aunque no cabía un cuerpo más. Media hora más tarde llegó a su destino y como pudo ser hizo espacio para bajar del bus. Caminó media cuadra bajo los techitos, para no empaparse, y llegó a la esquina, a donde siempre.

Una casa sin cara de nada con fachada color salmón y con textura de granito era su lugar de destino. Rebuscó en su bolso cruzado hasta que encontró una llave plateada atada a una cabuyita, la insertó en la ranura y la giró tres veces, tenía llave, él no había llegado. Entró a la casa y todo estaba como la última vez, aunque con una capa más gruesa de polvo; fue a la cocineta, lavó un vaso y se sirvió agua, tomaba mientras miraba la puerta. Escuchó un ruidito metálico, seguramente la llave contra otras llaves, alguien abrió la puerta y entró.

Él, con su traje elegante, saco y corbata, le dio una sonrisa mientras cerraba la puerta tras de sí. Ella, vestida como una persona más del común, se dirigió hacia él y lo saludó con un beso simplón, de esos que se dan como por no dejar. Él, un tanto apurado, la agarró fuerte de la cintura y la empezó a besar desesperadamente; ella simplemente se dejó llevar.

Mientras se besaban y caminaban hacia la cama, corrieron algunas sillas e iban tropezando, ella le aflojaba la corbata, le quitó el saco negro y lo tiró, tal vez al piso, tal vez a la mesa, no supo; empezó a desabotonar la camisa y algo le dobló las rodillas, ya había llegado a la cama. Cayó como pudo hacia atrás y recibió casi todo el peso de él encima, ya sin blusa, sin sostén y con el jean desabotonado, lo siguió besando, con un poquito más de pasión, pero sin perder la rutina de siempre.

Él se quitó la correa, se abrió el pantalón, metió la mano en los bóxer y sacó a su “amigo el grande”,  (como él le decía, aunque no fuera verdad), que ya estaba duro; ella se bajó el jean y el panty hasta las rodillas y se dejó penetrar. Él se empezó a mover hacia adelante y hacia atrás mientras ella le besaba el cuello, o la boca otra vez, a veces la oreja, a veces nada. Él sentía mucho, al parecer ella no tanto, por lo que él se movía cada vez más fuerte intentando hacerla sentir más mujer, o mejor, tratando de sentirse más hombre por hacerla excitar; ella, intuyendo lo que hacía, empezó a gemir poquito hasta que fingió el orgasmo y lo hizo sentir bien, machito, como él quería. Terminaron pero él siguió dentro de ella un poquito más, hasta que se sintió bien, o tal vez lo apuró el tiempo, en todo caso se acomodó el pantalón, se abotonó la camisa, se organizó la corbata, rebuscó el saco y lo sacudió porque había caído al piso, y se lo puso.

Ella se incorporó de la cama, se subió el pantalón, también sacudió su blusa empolvada, se vistió, se miró en el espejo y de su bolso sacó un cepillo y su maquillaje, se pintó, apenas si se notaba, se peinó y volvió a meter todo al bolso.

Él le dijo: “Ahí te dejo pal pasaje. Qué rico sentimos hoy”, puso algo sobre la mesa, abrió la puerta y antes de cerrarla le dijo que en una semana, como siempre, que si algo él la llamaba y se fue. Ella fue hasta la mesa y vio dos papeles con la cara de Jorge Isaacs y la tarjeta de él, con el logo de un partido político, “Apenas me alcanzará pal pasaje” dijo con una risita y un tono irónico, guardó los billetes, dejó la tarjeta y se fue dejando con llave la casa.

Caminó media cuadra, ya no llovía pero olía a polvo, a ese olor que hace estornudar. Pasó la calle y tomó el bus para devolverse, estaba mucho más vacío, seguramente llegaría más rápido a su casa y, seguramente, en una semana, aunque tuviera mucha pereza y muchas excusas en la cabeza, haría el mismo viajecito a la casa sin cara de nada con fachada de granito color salmón.


Por: Natalia Pérez Ospina

un bar.


Un bar.

Música, risas, rumores, miradas, baile, tacto, todo lo que se puede hacer sentir y probar estaba predestinado esa noche. Primero uno, luego otro y así hasta perder la cuenta y la conciencia. La noche estaba fría, había llovido toda la tarde y la luna que se iluminaba media por el sol se escondía entre las nubes que se movían lentamente por el movimiento de la tierra. Al llegar el lugar estaba solo parecía que iba a ser una noche fatal. nos sentamos reparando cada rincón, cada mesa, cada rostro que iba llegando con cara de querer mas que una cerveza, y cada acción que desprendía una reacción en cadena por todo el lugar. Música, baile, risas, el ambiente se calentaba a medida que la noche maduraba, la energía dispersa pero constante nos envolvía cada ves mas en las palabras que salían de nuestras bocas y que se reflejaban en los ojos como parlantes atentos a cualquier indicio de deseo. Jugábamos a la retentiva, nos preguntábamos por los cuadros abstractos pegados por todo el lugar, ¿cuantos? siete respondí, ¿meseros? 3 dijo, ¿mujeres? Decentes una, ¿mesas? Mas de quince menos de veinte, ¿bailamos? Bailemos. Los tragos comenzaban su tarea y la noche seguía madurando, igual que el deseo de tenernos, las luces que cada vez se tornaban mas opacas eran las que indicaban que nuestras copas estaban vacías. Todo parecía ir de maravilla, el barman ponía los temas desde el computador y el baño de hombres todavía no olía a miaos. Gente entraba y salía cada minuto hasta que entro esa energía, esa energía incontrolable que lo cambio todo, lo puso todo en silencio y en cámara lenta, el deseo tomo otro rumbo y el rumbo otra rumba mas pesada mas grotesca mas perversa. Hasta ese momento la luna maduro, hasta ese momento la luz se apago, hasta ese momento mi memoria fallo.


Cristian Peña

Mundo Espuma


Mundo de espuma.

Estaba cansado había tenido una ardua jornada de trabajo y la energía del día y la gente  no era la mejor. Por momentos pensaba en ella pero las ocupaciones no me dejaban por mucho tiempo en el ensueño. Trataba de terminar las cosas lo mas rápido posible pero al afanarme lo único que hacia era repetir y repetir hasta tres veces la misma tarea. Mi mente estaba tan dispersa que no era posible mantener un pensamiento coherente y fluido sin la interrupción de otro mas desatinado y otro mas perverso. Sabía que la llegada a la casa no iba a ser fácil pues salía en plena hora pico y no quería quedarme ni un segundo mas en ese lugar. Los segundos corrían como minutos y los minutos como horas, la temperatura de mi cuerpo pasaba de un absurdo escalofrío a un sofocante bochorno casi por cada minuto que transcurría en el reloj y mis oídos escuchaban cada ruido insignificante como si estuviesen metidos en lo mas profundo de mis tímpanos. En verdad era una incesante tortura la que estaba pasando por mi mente en ese momento pero a pesar de todo sabia que al final tenia mi recompensa, una muy grata recompensa.

Salí a eso de las seis y cuarto. Ya la noche había caído sobre una tarde casi trágica y lo único que pasaba por mi mente era llegar, darme un buen baño de espuma y relajarme tanto que sintiera que me estuviera desdoblando. La fila para montarme al bus era tenaz,  tuvieron que pasar casi cuatro buses llenos, llenos de personas afanadas con caras largas iguales a la mía para poderme montar. La ligera brisa que alcanzaba a entrar por la ventana estaba combina con olores de todo tipo y en ningún momento dejaba de respirar el smoke de los autos que pitaban inútilmente para poder avanzar, avanzar en una fila mas que absurda de carros que iban solo con el conductor.

Toque el timbre y bajé, mire el reloj que marcaba las siete y pico. Me había demorado casi una hora en recorrer un trayecto que en circunstancias normales lo hubiera recorrido en quince o veinte minutos, pero en ese momento no me importaba nada. Caminé varias cuadras hasta llegar y todo estaba aparentemente tranquilo, es sudor había empapado la camisa y en mis oídos aún retumbaba el ruido perpetuo de una cuidad dominada por el caos. Llegue a la puerta y estaba ajustada, no pensé en nada, no me importo. Sin mirar a ninguna parte entre derecho hasta la habitación y deje que todo cayera al piso. Puse a llenar la tina y mientras llenaba me quitaba toda la carga de una larga jornada laboral. Volví al baño que ya parecía un sauna por el vapor del agua que lo había humedecido todo, toque el agua con la punta del pie derecho y justo en ese momento sentí que cerraron la puerta que estaba ajustada. Me sumergí en un mundo de espuma, quería quedarme dormido allí pero solo basto un beso en mi oreja para que todos mi sentido se activaran. Con los ojos cerrados palpaba lentamente el cuerpo desnudo que me besaba de la oreja hasta la boca y sentía como minuciosamente se sumergía en el mismo mundo de espuma. Nuestros cuerpos se entrelazaron como dos fichas de rompecabezas que encajan a la perfección, nuestra piel se deslizaba cómodamente entre las partes mas nobles de nuestro cuerpo, nuestras mentes estaban tan conectadas que cada movimiento parecía estar fríamente calculado. Pasaron varios miles de segundos para saciar nuestros cuerpos y nuestras mentes pero al final de todo sabia que tenia mi recompensa. 


Cristian Peña

viernes, 26 de agosto de 2011

Empiezo el día con un sonido sintético de timbal de mi celular



















































Y sin iniciar de todo el día, siento que ya he visto cien cosas diferentes. 

Por: Natalia Pérez Ospina