BAR
CAFÉ
El lugar se encuentra cerca
de mi casa, es un espacio con mucha conexión natural, tiene una especie de aire
a santuario, de hecho la gente que visita este lugar casi siempre lo hace en
busca de un sitio tranquilo y sereno para poder concentrarse bien en sus
asuntos laborales o personales, tiene fama por esto, y además es reconocido por
su museo y sus actividades artísticas y culturales que se realizan allí, es una
pequeña parte de un municipio que incita e invita a la libre participación de
las jornadas culturales y de los atractivos intelectuales de una ciudad. El
café está rodeado de zona verde, hace una tarde lluviosa pero ha escampado y el
sol intenta, como siempre en estos días, salir y opacar así el día tan triste y
lluvioso. El lugar está bastante solo, hay más de 20 mesas y sólo 5 de ellas
están ocupadas. En una de las mesas hay
una pareja de la tercera edad, ambos toman un café, él lee un periódico,
mientras ella fuma un cigarrillo. Ella se ve bastante pensativa, parece estar
concentrada en algo totalmente diferente a lo que hace, está medio desorganizada
tiene un saco negro, y unos pantalones grises que le dan un aspecto aún más
opaco. Su pelo es totalmente blanco, sus manos están bastante arrugadas, a
comparación de su cara, y su cuello luce un aspecto seco y deshidratado, como si
pidiera a gritos algo. Sus ojos son bastante llamativos, parece que en su
juventud fueron unos ojos totalmente verdes, un verde brillante, pero ahora, se
han tornado de un color más lúgubre, como si también el color se hubiera
desgastado con los años. Ella parece de unos 70 años mientras que él se ve un
poco más joven por ahí de unos 62 o 65 años.
Él la mira de vez en cuando,
cuando pasa las hojas del periódico, pero no le dice nada sólo toma y lee como
si fueran un ejercicio ya mecánico de su cuerpo. Él está muy organizado, tiene
su pelo teñido de café oscuro, usa una camisa a cuadros color carmel, tiene
unos pantalones blancos y una boina color negra. Parece estar más interesado en
las noticias del país, que lo que está pasando enfrente suyo. Su cara es tiene
un aspecto bastante delicado, tiene un bigote blanco perfectamente recortado y
ajustado al largo de su labio superior. Tiene una especie de aire celestial,
parece extrañamente iluminado a su alrededor, no parece un ser real, alguien de
este mundo. Ella por el contrario a él, no lo mira, y en más de 40 minutos que
llevo observándola no se ha tomado ni el tercer sorbo de su taza de café,
está intacto, lo único que si ha hecho
es pedir dos o tres cigarrillos más, incluso en este momento veo como el mesero
le pone un habano en su mesa, él se lo ofrece pero ella le dice que luego. El
mesero se aleja y ella se queda observando el habano. El señor mira el habano y
sonríe, parece un recuerdo de ambos, como si los dos se conectaran a través de
él. Ella vuelve la vista y por primera vez en esta tarde lo mira a él, su
mirada parece desesperanzada, vacía, él por el contrario la mira con ternura y
amor, intenta cogerle la mano pero ella se para y va hacia el baño. Parece
decepcionada de él o consigo misma, parece como si ella sintiera que no hay
nada más que hacer, que nunca podrá volver a ser igual, pero no entiendo
porque, si lo tiene frente a ella, si aún está a tiempo de decirle muchas
cosas, si aún puede dar marcha atrás a los malos momentos y estar bien con él por el resto de sus vidas. Él la
ve pararse y continua leyendo el periódico, luego lo suelta y se sienta en la
silla de ella. Ella vuelve del baño y mira su silla, no se sienta, no lo mira,
solo va y llama al mesero, le pide la cuenta, paga, coge su sombrilla, su
bolso, deja el habano y se va. No se despide de él, parece que decide quedarse
brava y dejar por ahora las cosas así. Sale caminando y antes de dar el último
paso se da la vuelta y lo mira a él sentado allí, mirándola, esperándola, pero
ella sigue. Yo la miro a ella, no puedo creer que lo deje allí, puede cometer
un gran error, tiene que devolverse, pero no. Luego miro a la mesa y ahí está
él, con una cara de ternura y de amor que aún no logro comprender, no está ni
siquiera bravo, ella se fue y lo dejo allí y él ni siquiera se molesta. Yo, más
alterada por lo que estaba pasando que ellos dos pido un café, y miro fijamente
al señor, él ni se da por enterado. El mesero me deja el café y pum se escucha
un estruendo en la avenida principal que queda justo al lado de aquel lugar,
asustados todos se van a mirar y yo me quedo inmóvil allí, con miedo de saber
una verdad que ya me estaba imaginando, la señora¡. Todos se asomaron. Yo por
el contrario mire al señor, quien ahora se veía más feliz y radiante que nunca,
pero ahora ella estaba ahí con él otra vez, había vuelto y lo abrazaba y besaba
como dos novios en la juventud, ella se veía más bonita, más especial, me sentí
aliviada de que no hubiera sido ella la culpable del estruendo de la calle.
Cuando todo se normalizo ellos salieron y se fueron, yo los mire con calma y
feliz de la historia que ahora terminaba en un final feliz. Pedí la cuenta y me
fui.
Al día siguiente apareció en
el periódico la señora del café, había sido
atropellada en la avenida cerca al café a la misma hora del accidente, murió instantáneamente. Yo
bastante confundida fui al bar y pregunté. El mesero me dijo que ella venía
viniendo siempre a ese café los 17 de cada mes, pues era el día que su esposo
había muerto 5 años atrás y ellos siempre iban allí a celebrar sus aniversarios,
ella vivía muy triste y siempre había deseado estar otra vez con él. Yo me
senté y me tuve que tomar como 3
aromáticas, no deje de mirar a la mesa de al lado desde la cual ambos se
encontraban mirándome, felices de poder estar juntos y de saber que yo
escribiría su historia.
DANIELA SIERRA TORO
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