domingo, 21 de agosto de 2011

SEX TRIP


Hacía mucho tiempo lo había visto. Solo me bastó con mirarlo para que me despertara unas ansias por saber cómo eran sus movimientos. Yo compartía mi vida con otra persona pero él no me despertaba tal emoción como el otro personaje, además de estar atada a un compromiso del cual no me pude liberar si no a los nueve meses después de que decidí renunciar a la manipulación que estaba sufriendo.

Cuando por fin estaba libre, él entró en mi vida, pero decidí que todas estas pasiones e inquietudes que creaba en mi debían esperar, así que me tomó una larga semana en conocerlo medianamente porque no sabía mucho de su vida, indagué en lo más profundo de su ser y me di cuenta que tal vez el efecto que el producía en mi yo lo producía en él. Nunca había sentido lo que la gente llama “mariposas” pero… no lo definiría como un sentimiento de amor, yo sentí un monstruo con ganas de salir de mi cuerpo y atarlo a mí para siempre.

Pero el evento ocurrió como nunca me lo había imaginado. Yo me convertí ese momento en una pequeña señorita que sueña con su primera vez, claro, ésta vez no iba a ser mi primera experiencia en las artes amatorias, pero con él me sentía como una ignorante. Nunca sentí tanto miedo y tanta angustia, nunca sudé tanto como esa vez, nunca rasgué tanto una piel y nunca se me habían quitado las ganas de hacerlo estando allí desnuda con otra persona.

Pero mi lapsus duró solo unos cuantos segundos, abrí mis ojos y vi a Carlos, más encantador que nunca, pienso que siempre debería andar desnudo porque me gustó aún más con ese estilo fresco, sentía en su mirada un poco de miedo, creo que en la misma cantidad que el mío, pero el tiempo pasaba y cada vez me sentía mejor porque todos los temores se desvanecían.

Al final del viaje pensé en todo lo que había esperado por ese momento, al fin se dio y al fin supe cómo son sus movimientos. Al final, comprendimos que la ardua espera tuvo resultado y desde ese momento él y yo nunca nos hemos separado, él ahora es mi novio. 

Cristina Escobar V.

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