Bésalo mucho, deja que te bese, bésense, ese es el llamado a
abordar; suaves caricias, manos que logran desnudarse lenta pero firmemente;
allí las sillas del avión ya hacen parte de estos dos amantes.
Despegan cuando se lamen, cuando se huelen, cuando reconocen
ese instinto salvaje y animal que se disfruta plenamente.
El vuelo está en la copulación, cuando ambos cuerpos logran
un orgasmo y digo un porque eso se vuelven, un solo ser, una sola alma. Así se
repite y se repite las veces que quieran, el tiempo que deseen volar.
Y cuando ya ven la pista de aterrizaje, las montañas y los
edificios de la ciudad les recuerdan que son dos seres que vuelven a la vida
social y dejan por un tiempo más ese viaje que solo se da a plenitud cuando se
concentran todos los sentidos en el disfrute del sexo.
Por: Diana Carolina Munera Herrera
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