martes, 13 de septiembre de 2011

20 palabras.

Tengo dos historias para contarles:

Era una noche de esas bien estrelladas, Esteban invitó a Marcela  a ir al Bar  de la 190. Piden unas cervezas y al primer sorbo de Marcela su imaginación la saca del lugar; piensa en Josué,  esa mañana lo vió en el kiosko tomando tinto, mas tarde en el edificio de su facultad con una botella de casillero.

Marcela se "despierta" cuando Esteban le muestra que le está entrando una llamada, es Teresa.
-Marce: baile, retraso, fin de semana, cena (pi...pi...pi...)
Se colgó la llamada.

Marcela no entendió nada de lo dicho por Teresa pues aún estaba un poco ida a su realidad, Esteban le daba a elegir a Marcela si verse en el billar frente al Colombo o cerca a la pista de patinar. Ella lo miraba y no entendía para que ni porque; desde que las cervezas llegaron a la mesa el le había hablado del compromiso, los anillos y los tiquetes de su matrimonio.

Pero no, ella no estaba concentrada, todo el rato Marcela vagó en sus recuerdos, en sus pensamientos y en el amor de su vida; era un secreto tan distante que la hacia salir hasta de su realidad.



La otra:

El planeta Colombo era el habitat del Tinto y kiosko; ellos eran los mejores amigos del mundo; sabían decirse te amo, te odio, quiero estar contigo, deseo que te largues, construir castillos, torres, puentes y edificios y seguir como si tan solo estuvieran viendose por primera vez.

Cuando llegó el fin de semana tinto y kiosko decidieron salir a cenar; luego se fueron a un baile al bar que administraban los gemelos anillos; en el tomaron tequila, ron, cerveza, biche y hasta un vino que estrenaba el bar, casillero del diablo.

Mientras se embriagaban, en su facultad de chismosos, vieron como Josué levantaba la falda de bolas rojas de Marcela; sus nalgas redondas se veían desde lejos y el las tocaba como un par de trofeos que solo eran de él.
Pero nuestra sorpresa era otra Marcela era la prima de Teresa y la semana anterior había estado en el mismo bar abrazadita y dandose muchos besitos con Esteban.

Tinto le dijo a Kiosko: que tal hacer una breve llamada a Esteban que se de una pasadita por donde nosotros y le regalamos un gran chismesito.
Kiosko con sus puertas siempre abiertas para comunicar aceptó la propuesta, llamó a Esteban, le pidió que ojalá no sufriera ningún retraso y que no se preocupara por el tiquete que ese iba a cuenta de él.

Así se vive en Colombo, así son Tinto y Kiosko, no dejes que te vean porque tus secretos en este planeta dejan de ser secretos.



Diana Carolina Munera Herrera

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