CUALQUIER DÍA
Lugar,
centro de la ciudad de Medellín, al lado derecho la iglesia de la Veracruz de más de 400 años
de construida y una de las más representativas de la ciudad. Y aquí
paradójicamente entre el Dios católico y la vida real se encuentran las putas. Hay
por lo menos diez mujeres paradas en las puertas de los locales comerciales,
son las nueve de la noche y las damas esperan pacientemente que sus vidas se
resuelvan o más bien, que la noche les dé de comer a sus hijos. Las mujeres
están dispuestas casi simétricamente en el lugar, como si hicieran parte del
paisaje o fueran extras de una película de Víctor Gaviria. Llegamos al sitio,
afuera una cartelera como de niño de primaria nos anuncia una promoción, tres
cervezas por seis mil pesos. En la puerta hay un hombre vestido de negro, nos
saluda amablemente y comenzamos a subir las escaleras de un lugar sin nombre,
pareciera que estuviéramos entrando como a una especie de infierno chiquito, no
tenemos miedo, en realidad hay una especie de morbo en nosotros que nos anima a
seguir con esto. Un hombre nos recibe, esta algo histérico, nos pide las
cedulas. Llega una mujer toma a uno de nosotros bruscamente y nos indica el
lugar donde nos debemos sentar. Una madame baila en una especie de tarima de
cemento, hay un tubo metálico en el medio y mientras las luces típicas de
discoteca barata alumbran su cuerpo, se desnuda para complacer a los mirones.
Suena un vallenato, la mujer se aleja de la tarima y comienza mesa por mesa a
pedir su salario, lo que ella llama la colaboración. El lugar es bastante
grande y a esta hora se encuentra casi vacío, hay por lo menos cinco hombres
ubicados estratégicamente para observar a las damiselas. Suena una bachata
conocida de esas que ponen en emisora, el mesero corre de aquí para allá, trae
una que otra cerveza y vuelve a la barra. Hay un timbre que anuncia la llegada
de los clientes, sube un hombre que se sienta justo al lado de nosotros. Esto
es una especie de morbo escénico, donde la libido se atenúa y se escapa de los
pantalones, al lado derecho del lugar hay un pequeño televisor que muestra una
grotesca película porno. Comienza la música electrónica y sale otra mujer, es
una morena muy bonita, lleva puesto un short y un top, baila, nos mira, se
quita el top, se agacha y comienza a abrir las piernas, se mueve de una manera
muy extraña, como si estuviera poseída o algo parecido, el dj anuncia otra
chica y dice con vos circense, que el sábado en la noche habrá sexo en vivo y
que se rifaran chicas gratis, como si la existencia humana se redujera al azar
y peor aun, se regalara gratis. El hecho de exhibir el cuerpo solo como materia
nos perturba, y se que el azar también hace parte de nuestras vidas, pero aquí se
siente una mezcla entre lastima y asco, lastima de ellas, asco de la vida.
El
barman se acerca a atender a sus clientes con una corbatica barata de coctel
ridícula, las mujeres se acercan a la barra y hablan entre ellas. De nuevo el
dj anuncia la entrada de otra fémina, tiene un braziersito que cubre sus
pezones y un short blanco. Baila, se mete el dedo en la boca, abre las piernas,
tiene un gesto de asco en el rostro, esta drogada, se nota en sus ojos díscolos.
Entra un vendedor de gafas, como si con estas pudiéramos verlas en 3D u ocultar
nuestra mirada, la mujer sigue moviéndose en la barra, y el hombre de las gafas
da una vuelta por el lugar mientras mira a la chica, sus gafas son ahora una
excusa para robarse un poquito con los ojos las imágenes que estamos
presenciando. Suena un reggaeton y el dj dice enérgicamente: Vamos a mover las
nalgas, la mujer se desnuda completamente, tiene las tetas de perra flaca de la Cándida Eréndira
y a medida que avanza la noche sube el
nivel de las chicas, su belleza, su
experiencia.
Este
lugar es ajeno a nosotros y nosotros a él, se nos nota la cara de niños ricos y
que no vinimos con el animo de excitarnos, de tocar o tocarnos ni de pagar por
una noche de placer. Salimos del sitio, son casi las 11 de la noche. En el
centro de la ciudad a esa hora se siente el aire pesado, nos invade el miedo
mientras caminamos hasta la oriental para tomar un taxi y salir asqueados de la
vida.
POR: ESTEFANIA MARULANDA POSADA
y por qué hasta ahora???
ResponderEliminarPorque tengo serios problemas con el tiempo...!
ResponderEliminargrave,. el tiempo tan desconsiderado
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